La involucración de los gobiernos contra la crisis climática resulta insuficiente. Ahora, el sector privado tiene el deber de liderar el camino hacia una economía y medioambiente sostenibles.
El cambio climático es uno de los mayores y más complejos desafíos para la sociedad y las economías de este siglo a escala global. Nos encontramos frente a una clara amenaza para las sociedades con impactos en los medios de subsistencia a corto, medio y largo plazo. Por ello, resulta primordial reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero a un nivel seguro, preferiblemente no más de 1,5°C por encima de los niveles de la época preindustrial.
Con la adopción del Acuerdo de París en 2016, los gobiernos establecieron una ambición climática a una escala transformadora al fijar el objetivo de limitar el calentamiento global a "muy por debajo de 2°C y proseguir los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales" (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, 2016). Específicamente, la Unión Europea ha puesto en marcha el Pacto Europeo Verde mediante el cual reconoce la necesidad de que todas las acciones y políticas de la UE sean consistentes y estén claramente alineadas con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática.
Aunque cada vez son más los gobiernos que fijan objetivos de descarbonización y neutralidad de carbono o Net Zero, todos estos esfuerzos siguen siendo insuficientes a la hora de ser trasladados a acciones. En este vacío creado por la inacción de los gobiernos en materia de cambio climático, el liderazgo del sector privado es imperativo para evitar que el calentamiento global supere el objetivo climático de 1,5°C del Acuerdo de París.
En el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) se determina que la Tierra ya se ha calentado casi 1,1°C en comparación con la época preindustrial. Según el informe, todavía existe la oportunidad de estabilizar el calentamiento global entre 1,5°C y 2°C a largo plazo pero esto es alcanzable solo en el más optimista de todos los escenarios presentados. Para lograrlo es necesario reducir y prevenir radicalmente las emisiones de forma inmediata. En consecuencia, es el momento de que el sector privado asuma su responsabilidad y actúe allí donde la política ha fracasado hasta ahora.
El sector privado puede y debe desempeñar un papel fundamental en la aceleración de los esfuerzos mundiales de descarbonización, siendo parte de la solución de distintas maneras:
Empresas de alrededor del mundo ya están sentando las bases de una acción climática corporativa ejemplar que demuestra que es posible encarrilar la reducción de las emisiones a la mitad para 2030. También están demostrando, al igual que durante la crisis de la Covid-19, que tienen una gran capacidad de adaptación y de cambio a gran escala. Hasta ahora el nivel de acción climática voluntaria de las empresas ha probado que, si los gobiernos crean las condiciones para el éxito, las empresas innovarán y ampliarán las soluciones climáticas.
En la antesala de la COP26, la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que tendrá lugar en Glasgow el próximo 31 de octubre, y a falta de ocho años para reducir las emisiones mundiales a la mitad, es fundamental que las empresas de todas las geografías y sectores desempeñen su papel en la adopción de medidas drásticas y urgentes para reducir sus emisiones. En concreto, asegurar la neutralidad de carbono para 2050 y mantener el aumento de temperatura por debajo de los 1,5°C es uno de los temas principales en la agenda de la COP26. Con la finalidad de cumplir dichos objetivos, se plantea que los países tengan que:
Los gobiernos pueden y deben orientar el mercado hacia actividades bajas en carbono en la recuperación de la pandemia, poniendo fin a las subvenciones a los combustibles fósiles, fijando un precio al carbono y haciendo obligatoria la divulgación de información financiera relacionada con el clima.
En definitiva, el sector público debería y está desarrollando las políticas contra el Cambio Climático en estrecho diálogo con los líderes climáticos empresariales que ya trabajan para reducir las emisiones y que pueden aportar una gran visión e innovación en la transición hacia Net Zero. En cuanto al sector privado, este debe demostrar su liderazgo y desempeñar un papel clave en el camino hacia la neutralidad de carbono como actor principal en la aceleración de la descarbonización global, empezando por el establecimiento de objetivos basados en la ciencia para reducir las emisiones dentro de sus operaciones y cadenas de valor, y la compensación de sus emisiones residuales.
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