La RSC debería ser cosa del pasado. El concepto de Informe y pensamiento Integrado nos pone frente a una reflexión profunda sobre el comportamiento de los que toman decisiones y el rol de la información en el mercado. La transición de la RSC “rosa” a la información integrada no puede ser un cambio de normativa, sino de valores.
Hemos visto cómo se comenzaba a hablar de RSC y posteriormente se promovía la necesidad de cambiar los paradigmas de la información corporativa, apareciendo conceptos como el informe integrado o la información no financiera. Pero la idea de que las empresas están a las puertas de ser más maduras y transparentes está lejos de ser una realidad si no nos centramos en el valor.
El propósito de la integración de la información es sencillo; mejorar la calidad en la toma de decisiones en base a la teoría de que a mayor y mejor información somos capaces de tomar mejores decisiones. Esto nos plantea tres preguntas: ¿qué es mayor y mejor información?, ¿qué es una mejor decisión?, y ¿es cierto que somos capaces de tomar mejores decisiones con mejor información? Intentemos sacar algunas hipótesis:
En primer lugar, más y mejor información no debería ser más burocracia y procesos innecesarios. Hoy contamos con la tecnología suficiente para que los informes, que ahora siguen una lógica lineal de “documento”, sean navegables, y poder responder a taxonomías más útiles para la empresa y sus grupos de interés. No tendremos que esperar mucho para que el libro diario sea un ‘diario público’ empleando blockchain. Así que cuidado, esto podría ser una señal para cambiar los modelos mentales y, por qué no, los modelos de facturación basados en horas trabajadas.
En segundo lugar, una mejor decisión es un aspecto relativo. Si la decisión agrega valor económico al accionista o al universo, solo depende del marco de referencia, del momento de la historia y de otras variables más triviales como si alcanza el dinero para pagar los préstamos que vencen mañana. Vivimos en ecosistemas donde valorar los impactos en todos los agentes a la vez es imposible, por lo que decir que ganamos dinero agregando valor a la sociedad, como los discursos corporativos sostienen, resulta inverosímil. Por tanto, una buena decisión sería la que nos permite aprender y pasar al siguiente nivel. Esto asegura la sostenibilidad y resulta más maduro que presumir de ser “socialmente responsables”.
Aun con estas dos variables en la mano es difícil predecir si podemos ser capaces de tomar mejores decisiones. Para ponerlo fácil, el éxito no es una sucesión de buenas decisiones, sino de malas decisiones encadenadas en un proceso de aprendizaje continuo. Si creemos que los informes corporativos solo consisten en contar historias positivas y generar impactos en los grupos de interés, estamos subestimando la inteligencia de nuestras audiencias.
Es cierto que la publicidad se ha aprovechado de la buena voluntad de los consumidores para vender, pero tengo fe en que los proveedores de capital, que están más cualificados para tomar buenas decisiones y ahora disponen de información que antes no tenían, son justamente el público que no compra los mensajes endulzados de los reportes corporativos porque ya ha aprendido.
En resumidas cuentas, las bases sobre las que fundamos la RSC y sus respectivos informes deberían revisarse. Necesitamos una reflexión profunda y estratégica antes de saltar hacia la redacción de un informe integrado sobre las mismas premisas. O tal vez no, y la comunicación sigue siendo igual de efectiva para vendernos algo que no necesitamos.
Luis Piacenza
Socio, Advisory