El Tercer Sector en España se enfrenta a los retos lógicos de un mercado cambiante y sometido al impacto de continuos cisnes negros como la pandemia o las guerras de Ucrania y Oriente medio. Estas coyunturas obligan a las organizaciones solidarias a enfrentar desafíos como la sostenibilidad económica y la financiación. En nuestro país, este sector acusa una manifiesta dependencia de la financiación pública, canalizando a través de subvenciones, un 52,8% de sus ingresos, aunque en las organizaciones de menor tamaño, la financiación pública puede llegar al 90% de los ingresos.
Otro reto para estas organizaciones es la medición y comunicación del impacto social. Demostrar efectividad y valor puede marcar la diferencia en la supervivencia. La adaptación tecnológica puede ayudar en este sentido, mejorando tanto la eficiencia como el alcance, así como los servicios ofrecidos. El tercer sector, a su vez demanda unos presupuestos que apuesten por una fiscalidad más sostenible. Hacer frente a la exclusión, la pobreza, la discriminación, la falta de vivienda y otras necesidades sociales requieren de una respuesta estratégica y coordinada por parte de los agentes involucrados.
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