Los retos de este sector van desde el cambio climático al encarecimiento creciente de la energía, pasando por el aumento de precio en los elementos necesarios como los fertilizantes, o la necesidad de digitalización y mano de obra. Por si fuera poco, los cambios de hábitos del consumidor tienen un impacto negativo. Los españoles hemos de afrontar un aumento en la cesta de la compra cuyo precio se han incrementado en más del 15%. De poco parece servir que no seamos el peor país de la eurozona. La inflación creciente y las recurrentes crisis económicas nos abocan más al ahorro que al consumo.
En este sentido, la sostenibilidad, la digitalización, la formación, y, especialmente, la innovación son elementos necesarios para el crecimiento de un sector imprescindible para la preservación de la vida humana. La industria agroalimentaria se enfrenta además a nuevas y continuas regulaciones que afectan a los envases, la trazabilidad, la conservación, la gestión de residuos y utilización eficiente del agua además de otros retos que afectan a los distintos eslabones de la cadena de valor. En este sentido, es importantísimo mantenerse actualizado y aplicar las últimas tecnologías, como la IA generativa, de alto impacto en las compañías del sector, incrementar las acciones de marketing, atención y experiencia de cliente y racionalizar estratégicamente las cadenas de suministro. La financiación y el acceso a fondos europeos son otros temas clave para los productores y comercializadores.
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