En lo corrido de los dos últimos años, la perspectiva económica mundial ha sido dinámica debido, entre otros hechos, al efecto del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania en la producción, la inversión y el comercio global.
Esta coyuntura ha abierto un panorama y perspectivas económicas complejas, con una inflación elevada, apreciación del dólar, aumento de las tasas de interés y presencia de estanflación, un “coctel” que ha representado un riesgo permanente para los mercados emergentes y los países en desarrollo.
Pese a los pronósticos de Cepal —que en agosto de 2022 estimaban un crecimiento en América Latina y el Caribe del 2.7 por ciento (%) y del Banco Mundial, de 2.5 por ciento (%)— la región finalmente presentó números mejores de los esperados, pues cerró el año con una economía expandida casi un 4 por ciento (%) y una recuperación en los indicadores de empleo y del sector de servicios, tan duramente golpeado durante la pandemia.
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