Siempre me he preguntado el por qué cuando tenemos que seleccionar a un profesional, privilegiamos primero su formación profesional, su experiencia y trayectoria, indagamos sobre su reputación profesional y nos preocupamos que no haya tenido una mala praxis, luego preguntamos dónde lo podemos encontrar. Seguramente mucho de nosotros hemos pasado por esta misma experiencia cuando tenemos que seleccionar a un médico para atender a algún familiar enfermo o a nosotros mismos y somos más rigurosos cuando se trata de una enfermedad grave, también sucede algo similar cuando tenemos que seleccionar a un abogado u otros servicios profesionales. Sin embargo, no sucede lo mismo cuando tenemos que seleccionar a los auditores externos.
Habitualmente se inicia este proceso de selección invitando a participar a un grupo limitado de empresas, normalmente las mismas y que coinciden en concentrar un historial de mala praxis de público conocimiento. ¿Probablemente suponen los que tienen la responsabilidad de seleccionar a los auditores externos, que dichas empresas tienen herramientas tecnológicas y logísticas distintas o más avanzadas?, o ¿suponen que tienen Normas profesionales, Enfoques y Metodologías de trabajo diferentes y superiores? o suponen que sólo esas auditoras pueden prestar servicios Globalizados? ¿o suponen que tienen una gama de otros servicios integrales que no podrían tener con otras empresas auditoras de tamaño menor?
Ninguno de esos supuestos son correctos. Al menos, las 10 primeras Firmas del Ranking de empresas de auditoría tienen herramientas tecnológicas similares e incluso la mayoría de ellas tienen las mismas herramientas tecnológicas, porque son desarrolladas por los mismos proveedores externos, las normas y enfoques tampoco pueden ni deben ser diferentes, porque las normas de auditoría son universales y de aplicación obligatoria, además, todas también tienen una presencia Global, Servicios Integrales y sometidas a Políticas de Control de Calidad internas y de sus Firmas Internacionales a las cuales pertenecen. Entonces volvemos al principio, la calidad profesional de las personas que formarán parte del equipo de profesionales, ¿no debería ser el primer factor relevante y diferenciador en este proceso de evaluación y decisión?
Hoy cuando el Riesgo Profesional de las empresas adquiere una mayor relevancia y es más sensible a los distintos grupos de interés, tanto internos como externos, probablemente motivados por la exposición y rapidez que un error o irregularidad puedan verse divulgados en sólo segundos a través de las redes sociales, cobra mayor cuestionamiento la falta de innovación y pensamiento crítico cuando se selecciona a los auditores externos.
El mundo ha cambiado en todas sus formas, prácticas y ámbitos y vemos diariamente como nacen empresas y aplicaciones que han cambiado nuestras vidas, también hemos visto como han desaparecido mega empresas y la concentración de negocios en distintos segmentos. Sin embargo, en los últimos 100 años, seguimos viendo la misma forma y prácticas para seleccionar a las Empresas de Auditores Externos y la concentración sigue estando sólo 4, donde la Marca y “el Piloto Automático” de las empresas nubla el proceso de una decisión más racional e innovadora, donde la formación profesional y trayectoria de las personas del equipo de profesionales debería ser el factor relevante y diferenciador.
La pregunta a responder en futuras publicaciones debería ser ¿Por qué sucede esto? ¿Qué acciones son necesarias para generar el cambio? ¿Qué responsabilidades tenemos nosotros mismos, los Organismos fiscalizadores y Directores de empresas en esta materia?